Hoy me siento un poco pesado, ¿mamá tu qué haces para sentirte mejor?
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Mi manual del bebé es una publicación creada por un destacado equipo de especialistas de la salud. Esta guía te acompañará desde la preconcepción hasta que el niño tenga 36 meses de edad. Contesta las preguntas más frecuentes hechas a los especialistas, que se pueden manejar desde el hogar. Claro que debemos recordar, que no es un substituto de la consulta médica, ya que nada ni nadie puede reemplazar los sabios consejos del especialista. Pero, sí es un complemento practico, que te acompañara en la aventura más maravillosa de tu vida ´Ser padre´.
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El niño debe incorporarse a la dieta familiar siguiendo unos patrones alimentarios que van a influir decisivamente en sus futuros hábitos de alimentación. Si bien esto es cierto, no hay que olvidar que el niño de uno a tres años puede mostrar una cierta vulnerabilidad al presentar determinadas limitaciones alimenticias.
A partir de los 12 meses de edad debe iniciarse progresivamente la introducción de alimentos con una textura más gruesa para ir acostumbrando al niño a alimentos más sólidos. Para empezar, se ofrecerán alimentos aplastados con el tenedor para ir cambiando a un trozo pequeño. Todo ello dependiendo de cada niño y su rapidez en el aprendizaje de la masticación. El objetivo es que al llegar a los 18-24 meses el niño coma los alimentos troceados.
Generalmente a base de arroz, pasta, verduras con patata, legumbres en puré. El valor nutritivo de este primer plato es el aporte energético, principalmente a partir de los hidratos de carbono complejos. Es importante acostumbrar a los niños a tomarlo porque las necesidades energéticas son las primeras que deben cubrirse si se quiere que las proteínas de los alimentos cumplan en el organismo la función de formar tejidos y favorecer el crecimiento. Si esto no se tiene en cuenta, el organismo utilizará las proteínas para resolver sus necesidades energéticas y se estará llevando a cabo una alimentación desequilibrada.
Carnes, derivados cárnicos, pescado o huevos. Deben aparecer en cantidades moderadas , ya que el hambre no debe saciarse a base de proteínas. Pueden acompañarse de una porción de ensalada. Conviene incluir al menos 3 veces por semana pescado blanco y huevos, hasta tres veces por semana.
Lo mejor es incluir una fruta y alternar con productos lácteos sencillos como el yogurt.
En esta época es conveniente que el niño realice cuatro o cinco comidas al día, es decir, desayuno, almuerzo y cena; además de dos colaciones. Algunos aún necesitan una toma láctea antes de acostarse; otros no, ya que sus comidas pueden ser completas e incluir postres lácteos.
Es importante, para la adquisición de unos hábitos alimentarios saludables mantener los horarios de comidas de un día para otro y no saltarse ninguna toma.
El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Es recomendable que en la primera comida del día se incluyan: lácteos, cereales de todo tipo. Si además se incluye una fruta o jugo natural, mejor aún.
La mayoría de los niños comen cuatro o cinco veces al día, por lo que son importantes las colaciones ya que contribuyen al aporte total de nutrientes. Deben ser saludables y constituyen un complemento energético para evitar que transcurran muchas horas desde una comida hasta la siguiente, pero la cantidad no debe ser excesiva para que no reste apetito al niño a la hora de la comida o cena.
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Carole Glisser
Nutricionista
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